3 ELEMENTOS NECESARIOS PARA EL LIDERAZGO EN NEHEMIAS


CARGA, VISIÓN Y AUTORIDAD
Tres palabras comunes en nuestro vocabulario, con significados e impacto profundos en nuestra vida y, de manera especial, en el ejercicio de nuestro ministerio. 

El libro de Nehemías es, por excelencia y con razón, un recurso infaltable en la formación de nuevos líderes para la iglesia. Además de ser él mismo un gran ejemplo, el relato contiene experiencias con las que podemos identificarnos y una serie de principios que podemos aplicar en cada una de ellas.

Una de las lecciones que podemos encontrar es la que motiva este post: 3 elementos que deben encontrarse en el líder para que su ministerio sea efectivo. No exageramos al decir que si una persona es puesta en un lugar de influencia en la iglesia y carece de uno o más de estas características es mayor el daño que el beneficio que puede traer a la congregación. 

¿Te parece exagerado? Pensemos juntos en estas cosas...

1) CARGA

Los primeros 11 versículos del libro de Nehemías nos revelan que cuando él se enteró de la condición caótica en que se encontraba Jerusalén, adquirió una preocupación especial por ello. No se trata de la simple tristeza ante la realidad (un sentimiento que sí es loable), sino una especie de aflicción acompañada por un sentido de responsabilidad para con esa misma situación.
Es decir, una combinación entre la angustia por lo que sucede y la conciencia de la responsabilidad propia sobre eso que está sucediendo.

La "carga" es espiritual y es una actitud de apropiación de la situación. La oración registrada en este texto nos lo demuestra.

En primer lugar porque hay una disposición de arrepentimiento delante de Dios, lo que evidencia que Nehemías interpretó en su espíritu lo que acontecía. Además de eso, la confesión es como si él mismo hubiese pecado y fuera responsable del estado de aquella ciudad.

Esta clase de carga no proviene del corazón humano y no es algo que podemos generar nosotros mismos, menos aún otra persona mediante discursos y técnicas de convencimiento. Aquí hablamos de una realidad del Espíritu y es Dios quien la otorga, se debe entender espiritualmente y asimilarla en esa misma dimensión.

Sin este elemento francamente el liderazgo está destinado a fracasar. Basta con pensar un momento: ¿Qué clase de influencia, o servicio a la iglesia, puede desarrollar una persona que no se identifica de manera profunda con las situaciones de su congregación y de sus miembros?

2) VISIÓN

Si continuamos con la lectura encontramos este elemento de manera muy específica en el capítulo 2, versículos 11 al 17.
En general la visión se define como "el objetivo que quiere alcanzarse y cómo se planea hacerlo". Pero al igual que con el elemento anterior aquí estamos pensando en una característica espiritual, no es simplemente una aptitud de la persona, sino una realidad sobrenatural.

Un detalle no menor descrito en estos versículos es que antes de comunicar la visión (qué haremos) Nehemías recorrió las ruinas y obtuvo una visión de la realidad. No podemos implementar una perspectiva de futuro desprovista de la situación presente, la visión es para un lugar y una época precisas.

En la actualidad la moda es incorporar modelos de trabajo diagramados por líderes e implementados en iglesias que generalmente no comparten el mismo contexto que nosotros, porque son de años atrás o están en culturas diferentes... o las dos cosas.

Es necesario que el líder tenga una comprensión de la realidad que lo rodea, aunque tenga grandes deseos de hacer ciertas cosas en ocasiones tendrá que resignarlos por una visión global, que incluya el entendimiento de "cómo estamos" para saber "por donde empezar". Y esto no sólo se aplica al ministerio específico en que trabaje, sino a la condición general de la iglesia y, aún mas desafiante, de la iglesia de la ciudad.

La visión también es una capacidad que nos ayuda a resolver situaciones inesperadas (como la oposición de los enemigos, o el desánimo del pueblo).
Tener una visión clara nos ayuda a ser suficientemente flexibles y resueltamente firmes.

Igual que la carga, esta visión es dada por Dios. No es de este mundo, integra habilidades como la sabiduría (de lo alto) y el discernimiento.

Es tan indispensable que cuando falta, la iglesia o el ministerio acaban dando vueltas alrededor de los mismos asuntos; lo que genera desgaste en las relaciones, cansancio, confusión y frustración.
Si hacemos un repaso fugaz en nuestras mentes por los hombres y mujeres que Dios usó para guiar a Israel en el Antiguo Testamento, o a la iglesia incipiente en el Nuevo, sin duda sabremos que ellos tenían una visión.

3) AUTORIDAD

No puede ser de otra manera, ésta también es una característica provista por Dios, de dimensión espiritual.

En Nehemías 2.18 hay un buen ejemplo de lo que deberíamos entender por autoridad. Lejos de simplificar el concepto en: "decir algo y que los demás escuchen y obedezcan", y de acuerdo con el modelo de autoridad para el liderazgo que mostró Jesús mismo, este concepto reúne otros elementos como: Gracia delante de los hombres, capacidad de influenciar, potencial para inspirar, posición para interceder, firmeza contra la oposición de los enemigos, abnegación, entre otros.

Esta autoridad es un elemento para el servicio, una herramienta para que el propósito del Señor se cumpla y para que los demás crezcan en ese plan. Ya que estamos mirando a Nehemías, será bueno recordar que él no fue beneficiado en nada (al menos no en los términos en que habitualmente se insta a buscar beneficios), sin embargo la ciudad como conjunto se estableció al reedificar los muros que estaban derribados, al final el trabajo de Nehemías fue parte de un proyecto mucho más grande que él y sus logros personales.

La autoridad para el desarrollo de mi ministerio personal está mal ejercida, Dios no me llamó a desarrollar un proyecto sino a edificar a su Iglesia. Esta es la meta a la que tenemos que aspirar siempre  en todo lo que hacemos.

Dicho sea de paso, que cuando hablamos de crecimiento de la iglesia no tendríamos que pensar en el incremento de la membresía de mi congregación, sino en que cada creyente individualmente y como conjunto maduremos en todo, de manera progresiva, hacia la imagen de Jesucristo.

A MODO DE CONCLUSIÓN quisiéramos recordar un aspecto esencial que no queremos que pase desapercibido, estos 3 elementos son dados por Dios, provienen de su corazón y poder eficaz en nosotros.

Nos son otorgados como dones, son gratuitos y con el fin de cumplir con un propósito divino. La carga, la visión y la autoridad espiritual emanan de la presencia del Señor.

Dicho de otra manera: Al estar cada vez más cerca del corazón de Dios y pasar mas tiempo en su presencia, estas realidades abundarán en nosotros y notaremos que eso nos hace más parecidos a Cristo.

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